¿Necesitas un implante?
He perdido un diente…¿Necesito ponerme un implante?
La pérdida de un diente conlleva una serie de importantes inconvenientes para el paciente. Desde el punto de vista de la estética, la pérdida de un diente supone un grave contratiempo. Sabemos de la importancia que hoy en día tiene el cuidado de la estética en nuestra sociedad. Cuando falta un diente, la imagen de nuestro rostro se ve gravemente afectada, especialmente cuando se trata de un diente anterior, es decir, de los que se encuentran en la parte delantera de la boca, y esto puede repercutir en nuestras relaciones sociales, laborales e incluso acarrear problemas psicológicos por falta de autoestima. La única manera de recuperar la estética y evitar estos problemas es la reposición de la pieza dentaria, aunque como veremos más adelante, el implante no es nuestra única opción para ello, y existen varias alternativas.
Pero más allá de la estética, la pérdida de un diente provoca una serie de consecuencias mucho más importantes en nuestra boca. Desde el punto de vista funcional, la pérdida de una pieza dentaria conlleva una disminución considerable de nuestra capacidad masticatoria. Esto obliga al resto de los dientes a trabajar más de lo debido, ya que tienen que compensar la ausencia. Si falta un miembro del equipo, ¡los que quedan tienen que trabajar más! Como consecuencia, los dientes remanentes tienen más probabilidades de sufrir algún tipo de problema en el futuro: desgaste, sobrecarga, fracturas, etc.
Por otro lado, cuando perdemos un diente, las piezas adyacentes se mueven y tienden a ocupar ese espacio, de manera que los dientes posteriores al hueco creado, con el tiempo se van inclinando hacia delante, lo que genera malposiciones que facilitan la impactación de comida, la aparición de caries, la maloclusión o incluso la pérdida ósea. Además, el diente antagonista (aquel que chocaba durante la masticación contra el diente perdido) tiende a extruirse, y como no encuentra un tope durante la masticación, va saliendose del hueso, lo que a la larga puede provocar la pérdida de dicho diente también.
Por todos estos motivos (y alguno más), cuando perdemos uno o más dientes no debemos tardar en reemplazarlo por un sustituto. Para ello tenemos varias opciones terapéuticas:
Prótesis removible
Prótesis de resina de quitar y poner. Es la opción más económica, pero la menos recomendable ya que presenta inconvenientes como la incomodidad, las limitaciones estéticas debido a la presencia de ganchos metálicos o el compromiso en el pronóstico de los dientes donde apoyan esos ganchos.
Prótesis fija dentosopotada
También llamada “puente”. Son coronas que pueden estar confeccionadas en diferentes materiales, que se apoyan en los dientes adyacentes a la pieza perdida, y la reemplazan mediante adhesión. Con esta opción se consiguen grandes resultados tanto estéticos como funcionales, pero presenta 2 inconvenientes. El primero es que requiere el tallado o desgaste de los dientes vecinos, e incluso muchas veces necesitan una endodoncia para evitar la hipersensibilidad. El segundo inconveniente es que si en un futuro uno de los dientes pilares falla y hay que extraerlo por algún motivo, como todo el puente está unido, lo perderemos en su totalidad.
Implante osteointegrado
Es el tratamiento de primera elección. A día de hoy, es la única forma de reponer un diente perdido de forma fija, y sin dañar los dientes vecinos.
Consiste en la colocación de un tornillo de titanio en el hueso maxilar que desempeña la función de raíz artificial, y sobre el cual se coloca una corona atornillada que devuelve la función y la estética a nuestra boca.
Por todo esto y mucho más….si has perdido algún diente no lo dudes más y ven a nuestra clínica para que estudiemos tu caso y te informemos sobre su reposición mediante la colocación de un implante.